- Practicar actos de generosidad:
Psicología: La generosidad nos
ayuda a liberar serotonina en nuestro cerebro. Ayudar a alguien
desinteresadamente tiene beneficios impresionantes en nuestra salud y
en nuestro estado de ánimo.
Dios en su Palabra:
Efesios 2:8-10; Santiago 2:14-18
Efesios 2:8-10 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Santiago 2:14-18 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
Santiago afirma que la fe sin obras es muerta, pero
no contradice que seamos salvos por fe, y solo por obras.
Se equivocan los que toman la sola creencia de
nociones del evangelio por el todo de la religión evangélica, como
hacen muchos ahora. Sin duda que la sola fe verdadera, por la
cual los hombres participan en la justicia, expiación y gracia de
Cristo, salva sus almas; pero produce frutos santos y se
demuestra verdadera por sus efectos en las obras de ellos, mientras
el solo asentimiento a cualquier forma de doctrina o creencia
histórica de hechos, difiere totalmente de la fe salvadora. La
sola profesión de fe puede obtener la buena opinión de la gente
piadosa, y en algunos casos, puede procurar cosas mundanas
buenas, pero ¿de qué aprovecha a alguien si ganare todo el mundo y
perdiere su alma? ¿Puede esa fe salvarle? Todas las cosas
deben ser contadas como provechosas o perjudiciales para nosotros,
según tiendan a promover o a estorbar la salvación de nuestras
almas. Este lugar de la Escritura muestra evidentemente que
una opinión o asentimiento al evangelio, sin obras, no es fe. No
hay manera de mostrar que creemos realmente en Cristo, sino siendo
diligentes en buenas obras por motivo del evangelio y para propósitos
del evangelio. Los hombres pueden jactarse los unos a los
otros y enorgullecerse falsamente de lo que no tienen en realidad.[4]
- Cultivar las relaciones sociales:
Psicología: La gente más feliz
del planeta es aquella que tiene relaciones profundas, significativas
y se siente “conectada”. Los estudios revelan que la tasa de
mortalidad se incrementa casi al doble en la gente solitaria.
Dios en su Palabra:
Mateo 5:44-47; Lucas 10:27-37
Mateo 5:44-47 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
No podemos ser sociales si no amamos a quienes nos
rodean, incluyendo a nuestros enemigos, ya esto es bastante serio, ya
no se trata de relaciones sociales sencillas, entramos al campo de
perdonar hasta a los que nos han hecho algún daño.
- Desarrollar estrategias para lidiar con el dolor:
Psicología: El dolor y las
emociones negativas son parte de la vida. El cómo respondas en los
peores momentos de tu vida, es lo que moldeará tu carácter. Te
puede ayudar el tener una caja de “herramientas personales” donde
incluyas lo que sabes que te puede ayudar a levantarte y el tener
pensadas con anticipación ciertas estrategias para re-agruparte
cuando sientas que te estás “desmoronando”.
Dios en su Palabra:
Romanos 8:16-19
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
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