EN
CRISTO HAY
ABUNDANCIA
“Y
volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre
tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” (Lucas
15:17).
Propósito:
Mostrar cuántas y cuáles son los abundantes bienes espirituales del
cristiano.
Introducción:
En
el mundo de Dios, hay abundancia de todo. Si lo vemos materialmente,
el hombre tiene todo lo suficiente que necesita para vivir, como
“aire”, “luz”, “agua”, “alimento”, “medicina”, y
una variedad posibilidades ilimitadas para gozar de la vida. No
obstante, y a pesar de tanta abundancia, vemos que no son pocos los
que sufren de pobreza, así como enfermos del cuerpo y del espíritu,
y tanto, que la tierra ha llegado a parecer un campo de maldición,
en lugar de un lugar lleno de hermosas y valiosas bendiciones. El
pecado en nuestra ha sido la causa de que nuestro mundo llegue a ser
un lugar peligroso, y lleno de sufrimiento y desesperación. Sin
embargo, en Cristo, ¿sabía usted que en Cristo podemos ser ricos y
felices? Él nos invita a gozar de verdaderas riquezas, de verdadera
felicidad, de verdadera paz y consuelo. Hoy les voy a mostrar, a la
luz de la Biblia, la abundancia de bienes espirituales que el
cristiano tiene.
I.
EN CRISTO HAY ABUNDANCIA DE PAN.
A.
En Juan 6:51, leemos: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo;
si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo
daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”
1.
Cristo es el “pan
vivo que descendió del cielo”.
a.
Ya no hay razón para tener hambre, ni mucho menos para morir de
hambre.
b.
El hombre sin Cristo tiene hambre, y busca saciar este vacío con
“los
deleites temporales del pecado” (Hebreos
11:25). Las drogas, el alcohol, el cigarrillo, los tranquilizantes,
aventuras amorosas, y toda clase de pecado que al final los deja más
hambrientos que al principio, sufriendo de soledad, desilusión y
angustia.
c.
Otros pretenden saciar su hambre espiritual por medio de la música,
las artes, la meditación, la religión, las buenas obras, el
conocimiento, el control mental, pero, al final del día sufren del
vacío inmenso porque nada de eso puede saciar su hambre de Dios.
B.
El “hijo pródigo” se “moría de hambre” lejos del hogar
paterno, cuando los jornaleros tenían “abundancia de pan” en la
casa de su padre.
C.
Cristo dice que, “si alguno comiere de este pan, vivirá
para siempre”.
No hay razón, entonces, para morir de hambre. En Cristo hay
abundancia de pan, y vida en abundancia.
II.
EN CRISTO HAY ABUNDANCIA DE AGUA.
A.
Todos sabemos cuán agobiante se torna la existencia cuando tenemos
sed. Buscamos agua hasta debajo de las rocas. Y así como tenemos
sed, físicamente hablando, también tenemos sed espiritual.
1.
El rey David escribió, “Mi
alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” (Salmo
42:2).
2.
En el Salmo 63:1, escribió nuevamente: “Dios,
Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; mi
alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida
donde no hay aguas”.
B.
En Juan 4:10, Jesús dijo a la mujer Samaritana, “Si conocieras el
don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le
pedirías, y él
te daría agua viva”.
1.
Jesús dijo que el agua que hay en el mundo no puede saciar la sed:
“Cualquiera
que bebiere de esta agua, volverá a tener sed…” (v.
13). ¡Volverá a tener sed! Y esto es verdad, todos padecemos sed
una y otra, y otra, y otra vez. Por más agua que bebamos, siempre
volveremos a tener sed.
a.
¿Cuánta es nuestra necesidad? ¿Cuánta es nuestra pobreza? Esto
ilustra lo amargo y difícil que puede ser la vida sin Cristo, por
muchas cosas que uno logre tener.
C.
Por eso necesitamos entender que en Cristo, hay abundancia de agua
espiritual: “mas
el que bebiere del agua que yo le daré, no
tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una
fuente de agua que salte para vida eterna”.
III.
HAY ABUNANCIA DE LUZ.
A.
En Juan 8:12, Jesús dijo, “Yo
soy la luz del
mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida”.
B.
¿Qué de aquellos que no tienen a Cristo? Caminan en tinieblas, no
saben de dónde vienen, ni saben a dónde van.
1.
Estas tinieblas se sufren por el pecado, por estar apartados de Dios:
“Por
tanto, de la profecía se os hará noche, y oscuridad del adivinar; y
sobre los profetas se pondrá el sol, y el día se entenebrecerá
sobre ellos” (Miqueas
3:6).
a.
Buscan dirección en el tarot, en el horóscopo, en libros que
explican sueños, ¿y qué hay al final? Pura vanidad.
2.
Es el resultado de las malas obras, “Y
esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”
(Juan
3:19)
C.
En Cristo hay abundancia de luz, hay vida, hay guía, hay dirección,
hay conocimiento, hay buenas decisiones.
IV.
HAY ABUNDANCIA DE PAZ.
A.
En Juan 14:27, leemos: “La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”
1.
Esta paz de la que habla Jesús, no es la paz mundial, ni una paz
social, sino la paz entre nosotros y Dios. Porque el hombre en pecado
es enemigo de Dios.
a.
Usted puede estar muy tranquilo en una religión falsa, pero, no
tener paz con Dios. “Y
curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz,
paz; y no hay paz”
(Jeremías
6:14).
b.
Usted puede vivir muy tranquilo sin Dios y en su pecado, pero, dice
Pablo que “el
día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando
digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción
repentina,
como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.” (1
Ts. 5:2-3)
B.
Pero cuando venimos a Cristo, y obedecemos el “evangelio de la
paz”, entonces somos justificados, y así, dice Pablo “tenemos
paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos
5:1).
V.
EN CRISTO HAY ABUNDANCIA DE MORADAS.
A.
En Juan 14:2, Cristo dijo, “En
la casa de mi Padre muchas
moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho;
voy, pues, a preparar lugar para vosotros”.
B.
Hoy podemos estar sufriendo por no tener un techo dónde vivir, y más
cuando las hipotecas son cada vez más altas. Algunos no tienen otra
opción que buscar refugio hasta debajo de los puentes, o las
alcantarillas.
C.
Pero en Cristo, tenemos la esperanza de que hay “muchas moradas”,
y él ya fue a preparar “lugar para nosotros”.
VI.
EN CRSITO HAY ABUNDANCIA DE VIDA.
A.
En Juan 10:10, Jesús enseñó, “El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
B.
En un mundo lleno de muerte y desolación, estas palabras nos llenan
de esperanza y gozo. Hay vida abundante en Cristo, y tanto, que
trasciende el tiempo.
C.
Esta vida abundante es libre de amarguras, libre de pecado, libre del
pavoroso afán mundano, y es rica en alegrías espirituales. No puede
ser gozada, ni comprendida, sino hasta que es tomada. Cristo vino a
darle esta vida abundante, falta que usted la tome.
CONCLUSIÓN:
En
Cristo hay abundancia de pan, abundancia de agua, abundancia de luz,
abundancia de paz y abundantes moradas. Hay vida abundante. Y todo
esto es posible por la gracia abundante de nuestro Dios: “Pero
la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado
abundó, sobreabundó
la gracia”
(Romanos
5:20). Sí, el pecado es mucho, por él, no tenemos mucha necesidad
espiritual. Tenemos necesidad de paz, de vida, y sobre todo, de vida
eterna. No obstante, “sobreabundó la gracia”, y Cristo nos ha
traído hermosas y abundantes bendiciones. ¿Las quiere usted?
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