PERDER PARA GANAR
Temas de Controversia
En la Iglesia Cristiana hay todavia muchos lideres que han "criminalizado" a aquellos que antes de conocer al Señor han obtenido logros seculares tales como titulos profesionales, negocios acreditados, carreras de pretigio y en fin un sinnumero de logros, fruto del esfuerzo y dedicacion personal, sabemos que estos no se obtienen por pura palabreria, sino que requieren de sacrificio , voluntad ferrea y mucha atencion.
Para "justificar" esta actitud, se dice que "nada " de lo hecho u obtenido antes de conocer al Señor, tiene valor, que Pablo asi lo expreso, que no vale nada el esfuerzo, que es igual un burro que un profesor, que nada tiene valor....
¿Pero sera verdad esta apreciacion? ¿Dios no reconoce el esfuerzo del hombre? ¿Nada tiene valor? ¿Fue esto lo que quiso decir el apostol?.
Muchos creyentes antes de conocer al Señor hicieron cosas de las cuales no se podria estar orgullos, sin embargo al llegar al camino de la Vida, traen a colacion sus recuerdos y muestran a otros el cambio que Dios ha operado en ellos y su testimonio ha llegado a muchas vidas las cuales son tocadas y cambian por el poder del Espiritu Santo, cuanto mas aquellos que dedicaron su tiempo ha forjarse una posicion en la vida, formar un hogar(hay muchos que nunca pudieron hacerlo y si lo intentaron fueron solo fracazos y el resultado vidas destruidas, hijos sin padres, mujeres abandonadas, solas , desamparadas. Nada de lo cual se puede estar orgulloso y mucho menos hablar de ello) levantar unos hijos darles herramientas para seguir en la vida y lo mas importante llevarlos al camino de la vida eterna.
Quiero copmpartir este estudio que tal vez pueda aclararnos algunas dudas al respecto:
¿A dónde quiero llegar con lo expuesto anteriormente? ¿Recuerdas lo que comentamos en el artículo pasado de que las costumbres, tradiciones, leyes y cultura a veces nos permiten acercarnos y comprender mejor lo que Dios nos quiere decir a través de la biblia y otras veces no? ¿Recuerdas cuál era la otra base bíblica que dábamos para sustentar lo que llamamos “la otra cara del fariseísmo, religiosidad y fanatismo”? “El testimonio de Pablo relatado en Filipenses”. Y al respecto, nos referíamos a Filipenses 3:1-11. Procedamos entonces a estudiar brevemente este pasaje y ver la relación que tiene con el perder, ganar, las leyes y costumbres y nuestra relación con Dios.
Como sabemos, Filipos era un provincia romana, o sea, que en esta región, había gentiles al por mayor. Por lo que Pablo dice en 3:2, al parecer habían llegado judaizantes a la iglesia de dicha región. ¿Quiénes eran los judaizantes? Judíos o personas convertidas al judaísmo que a pesar de proclamar la salvación por la fe, ponían énfasis en seguir conservando la ley de Moisés. En el caso de los judaizantes que estaban en la iglesia filipense, éstos acentuaban el rito de la circuncisión. Por cierto, hablando sobre los judaizantes, podríamos decir que el sentir de éstos era este: “Eres salvo por gracia, por la fe, pero tienes que… debes de…”. Pablo, molesto ante ello, los llama “perros” y “malos obreros”. En cambio, el apóstol invita a los filipenses a no tener “confianza en la carne” (v. 3). Pero, nos preguntaríamos, ¿a qué se refiere con tener confianza en la carne? Pablo mismo nos responde esta pregunta: “Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que se basa en la Ley, irreprochable.” (vv. 4b-6).
Curiosamente, la confianza en la carne de la que habla el apóstol radicaba en lo que él había ganado debido a su trasfondo cultural y religioso, o en lo que había obtenido gracias a Dios. Por ejemplo, el ser hebreo no dependía de los esfuerzos de él, sino de Dios; mientras que el ser un buen fariseo e irreprochable ante la religión judía, sí. Si regresamos al principio del capítulo, Pablo invita a los filipenses a no confiar en la carne, en comparación con los judaizantes. En otras palabras, los judaizantes confiaban en la carne –en sus ganancias por sus esfuerzos-, mientras que él, a pesar de tener muchas ganancias para ser todo un judaizante, dice: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.” (v. 7). ¿Y qué es estimar las cosas como pérdida? Recordemos que el mismo apóstol expresa que tenía motivos para considerarse desde la perspectiva de las leyes y tradiciones judías como una persona justa –con una buena relación con Dios-. Pero a pesar de ello, las estimó como pérdida. Ahora, estimar como pérdida, no significa propiamente desechar o desarraigar, porque, aunque valoró como pérdida su circuncisión, seguía corporalmente circuncidado; aunque estimó como pérdida ser del linaje de Israel, siguió siendo hebreo; aunque vio como pérdida su celo, fue todo un apasionado por Jesucristo; aunque consideró como pérdida el ser fariseo, sus cartas estaban llenas de su domino de las Escrituras y con cargas teológicas. Por lo tanto, estimar como pérdida, se refiere más bien a no prestarle atención a nuestras ganancias –logros, esfuerzos- en lo que a nuestra relación con Dios concierne. Por lo otro lado, las ganancias de Pablo, le permitieron ser el gran apóstol que fue. Por ejemplo, si no hubiese sido un perseguidor de la Iglesia, Jesús no se le hubiese aparecido camino a Damasco. Interesantemente, al toparse Pablo con la persona de Cristo, quitó la mirada de sus ganancias: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (v. 8).
Podríamos decir que Pablo consideraba tener una buena –o tal vez, excelente- relación con Dios antes de que Jesús se le apareciera. Tenía muchas ganancias a su favor. Sus ganancias tenían sus bases en su religión, en sus tradiciones y cultura. Pero después de su encuentro con Jesús, sus ganancias fueron pérdidas. Por mucho tiempo, por muchos años, sus esfuerzos y sus logros gracias a su carácter y religión, fueron ganancias para él. Él pudo haber sido un judaizante debido a sus ganancias, pero prefirió estimar todas las cosas como pérdida con tal de conocer más a Cristo. Al perder sus ganancias, amó más a Cristo y llegó a conocerlo más. Tomemos en cuenta también que perder sus ganancias no era desecharlas, sino que éstas no determinaban su relación con Dios. Si observamos el caso de Pablo, tenemos la opción de tener nuestras ganancias como pérdidas, o ser judaizantes. ¿Cuál era el sentir judaizante que habíamos mencionado? “Eres salvo por gracia, por la fe, pero tienes que… debes de…”. O sea, prestarle atención a las ganancias en nuestra relación con Dios. Lo que quiero decir es, muchas veces nuestras tradiciones, costumbres y cultura las llegamos a considerar como algo determinante en nuestra relación con Jesús. Aunque proclamamos una salvación por gracia, llegamos a declarar que “quien no llega a los cultos de oración no es espiritual”, cuando dicho culto es una tradición en la iglesia local. A veces, consideramos como no un buen cristiano a “aquellos que no se quedan al convivio del día acción de gracias o de navidad porque no comparten el sentir del convivir como comunidad cristiana”, cuando la celebración de la cena de navidad o del día acción de gracias es más cultural que otra cosa. En otras palabras, con este tipo de actitudes o manera de pensar, en cierta forma llegamos a ser judaizantes, prestándole atención a los esfuerzos y ganancias en nuestra relación con Dios. No quiero decir que debemos de desechar y desconocer nuestra cultura, tradiciones y costumbres, sino que debemos perderlas en el sentido que Pablo las consideró como pérdida, es decir, no teniendo un lugar determinante en nuestra relación con Cristo. Recordemos que existen cosas que nos ayudan en nuestro vivir cristiano: leer la biblia, orar, tener estudios bíblicos, convivir con los hermanos en la fe, ir a los cultos, etcétera. Pero tomemos en cuenta también, que estas cosas no son definitivos en que seamos justos o no, pues como dice el apóstol: “Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que se basa en la Ley, sino la que se adquiere por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios y se basa en la fe.” (v. 8b-9).
Por lo tanto, ¿qué estamos dispuesto a perder con tal de ganar más a Cristo, con tal de conocerlo y amarlo más?
Por Hefer Glez -
Bendiciones.
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