CONOCIENDO A LOS ADVENTISTAS
Historia
Su punto de partida lo constituyen las interpretaciones especiales de
William Miller en relación con Daniel 8,14; basándose en las cuales profetizó
el Fin del Mundo para el año 1843. Al sobrevenir el fracaso, Miller anunció el
Fin del Mundo para el 21 de marzo de 1844, el 18 de abril de 1844 y el 22 de
octubre de 1844 (Francis D. Nichol, The Midnight Cry, pp. 457 y ss).
Paradójicamente este último fracaso proporcionaría a la secta uno de los
puntales de su teología. El 23 de octubre de 1844, uno de los adeptos, llamado
Hiram Edson, comunicó que había experimentado una visión en la que había
experimentado una visión en la que había contemplado cómo Cristo llegaba hasta
un altar en el cielo.
De esto se dedujo que Miller no se había equivocado en cuanto a la fecha,
sino que sólo había errado en el lugar hacia el que se dirigiría Cristo.
Posteriormente el Fin del Mundo volvería a ser anunciado por la secta en
repetidas ocasiones entre ellas 1854 y 1873.
El personaje central en la historia de la secta lo constituye Ellen G.
White, cuyos escritos son considerados por la jerarquía y los adeptos de los
Adventistas de Séptimo Día tan inspirados por Dios como la Biblia, una de las
características obvias de las sectas (en el mismo sentido, M. Guerra Gómez, Los
NMR, p. 64).
El exhaustivo análisis del Dr. Ronald Numbers (Prophetess of Health,
Knoxville, 1992, pp. 202 ss) obliga a aceptar que la señora White sufría de una
evidente falta de salud moral y mental, un extremo que ya había sido señalado
por autores como Walter Rea (La mentira White, Zaragoza, 1988) y C. Vidal (El
infierno de las sectas, Bilbao, 1989), lo que no impidió su papel decisivo en
la configuración final de esta secta.
De ella procede, sustancialmente, el armazón doctrinal del adventismo:
negación de la inmortalidad del alma, calificación de la Iglesia Católica como
la Gran Ramera del Apocalipsis a la vez que las iglesias protestantes son las
hijas de la Ramera (E. White, El conflicto de los siglos, pp. 433 y 434),
imposición de un sistema de alimentación pseudo-levítico, creencia en tesis
anticientíficas como el vitalismo, vegetarianismo a ultranza de los dirigentes,
consideración del domingo como la marca de la Bestia debiendo ser el día de descanso
el sábado, obtención de repetidas sumas de dinero de los adeptos, etc.
En los últimos años la secta se ha encontrado en una situación difícil
en repetidas ocasiones como consecuencia de informaciones publicadas sobre ella
(Dr. Numbers, W. Rea, Informes IJZYS, Libertad sobre las sectas en España,
Pilar Salarrullana, etc.) y de escándalos financieros que presuntamente
salpicaban a buen número de sus más altos dirigentes (Asunto Davenport).
Doctrina:
El especial interés de esta secta y su astucia a la hora de infiltrarse
en ambientes evangélicos ha causado el que algunos hayan caído en el error de
considerarla una iglesia Cristiana más. No sólo es que el adventismo por
definición es medular a la mayoría de las sectas sino que la ideología
adventista está sectariamente viciada en la práctica totalidad de sus
apartados. Así, su cristología, aunque reconoce la divinidad de Cristo,
sostiene que Cristo es también el Arcángel San Miguel, tesis que de ellos han
tomado los Testigo de Jehová.
Su escatología niega tanto la inmortalidad del alma como la existencia
del infierno y se caracteriza en lo relativo a la Segunda Venida por un anuncio
enfermizo de fechas del fin del mundo que se han revelado falsas. Ambas
características han sido también tomadas de ellos por los Testigos de Jehová,
como reconoció el antiguo dirigente Jehovista Raymond Franz.
Este mismo autor ha señalado
incluso que, salvo la creencia en 1914 como inicio del tiempo del Fin,
prácticamente no existe ninguna diferencia esencial entre la teología de los
Adventistas del Séptimo Día y la de los Testigos de Jehová.
Por un lado, promete la salvación en base a obedecer ciegamente una
serie de consignas judaizantes como el guardar el sábado, seguir una dieta
pseudo-levítica, etc. y, por otro, contradice las doctrinas acerca de la
expiación defendidas por todos los credos cristianos.
Para los adventistas, Cristo realizó una expiación en varias fases, no
teniendo lugar la misma en la cruz sino en el año 1844, año de incumplimiento
de una de sus profecías falsas. No debe olvidarse, y en esto como en los otros
aspectos los adventistas son abiertamente sectarios, que es dogma de la Iglesia
adventista el hecho de que las revelaciones de Ellen G. White son inspiradas
por Dios y de la misma autoridad que la Biblia (otra característica indubitable
de las sectas), y esto pese a que está fuera de discusión el carácter
patéticamente erróneo de las mismas en la mayoría de los casos.
Por último, debe hacerse referencia obligada al siniestro “double talk”
o doble sentido que los dirigentes y adeptos de la secta dan a sus expresiones.
Así, por citar uno de los ejemplos más significativos, cuando el adepto habla
del “don de la profecía” como algo existente en la Iglesia, los cristianos
(sobre todo si son de origen carismático) tienden a interpretarlo como una
referencia al carisma del Espíritu Santo y el don de profecía.
En realidad, los adeptos adventistas se están refiriendo a que Ellen
White era una profetisa de Dios cuya autoridad es similar a la de las
Escrituras. Esta facilidad para crear un efecto falso en sus oyentes.
Esta hipocresía teológica aclara también el que los adventistas deseen
ser reconocidos como un grupo protestante más -lo que no son- y participar en
organismos ecuménicos, mientras sus publicaciones insisten en que la Iglesia
Católica es la Gran Ramera y las iglesias evangélicas, las hijas de la Ramera.
Una organización anti-secta de Estados Unidos ha resumido recientemente las
notas del carácter sectario del adventismo del séptimo día en base a seis
aspectos:
1. Las profecías de Ellen
White resultaron falsas.
2. Ellen White enseñó como
inspirados por Dios conceptos científicos disparatados e incluso gravemente
inmorales.
3. Ellen White
enseñó como inspiradas por Dios afirmaciones que se contradicen con la
Escritura.
4. Ellen White
enseñó como inspiradas por Dios afirmaciones que eran meramente legendarias.
5. Ellen White
formuló enseñanzas contradictorias pretendiendo que habían sido inspiradas por
Dios.
6. Los escritos que Ellen White presentó como inspirados fueron, en
buena medida, plagios y esta realidad es conocida y ocultada por sus dirigentes.
La realidad es que a medida que pasan los años, el error es mas grande y se engaña a millones y millones de personas (aun creyentes) que de buena fe ingresan a sus congregaciones y se hacen miembros sin saber que tal vez estan perdiendo el tiempo; y lo que es peor arriesgando su vida eterna.
Bendiciones
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