¿QUIEN ES LA CABEZA DE LA IGLESIA?
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EMPERADOR ROMANO |
El periodo del imperio romano recibió el nombre de Siglo
de oro. Es el período histórico en el que Roma fue gobernada por
emperadores.
Su primer emperador fue Augusto (Octavio) y el último de la época dorada
se llamó Rómulo Augústulo.
El dominio del imperio romano abarcaba las costas por
completo de lo que actualmente se conoce como Mar Mediterráneo.
Más específicamente sus dominios eran: Norte de África, oeste de Asia y
sur y oeste de Europa.
Todos los poderes; administrativos, político, militar y religioso
recaían en la figura del emperador.
Dicha etapa tuvo su inicio en el año 29 A.C y finaliza en el año 476
D.C.
A
finales del siglo 111 y a principios del siglo IV, se observa una lenta
transformación del mundo romano en todos sus aspectos (político, económico,
social y religioso), debida en gran parte a las amplias reformas puestas en
marcha por Diocleciano y que serán concluidas por Constantino 1. Estas reformas
desembocarán en una monarquía absoluta militarizada.
En la actualidad estas funciones las
desempeña el “PAPA”, quien desde el Estado Vaticano(una pequeña nación incrustada en Roma , Italia) dirige la iglesia católica, una organización
mundial que es la continuidad del otrora imperio romano.
¿Acaso la Biblia enseña que deberíamos tener un papa?
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Francisco |
Para defender la
doctrina del papado, el Vaticano recurre a dos fuentes: La tradición y la
Biblia. Primeramente, en la tradición, la iglesia católica se basa en los
escritos de doctores de la iglesia, entre ellos hombres del primer siglo
como Clemente de Roma e Ignacio de Antioquía, los
cuales vivieron durante el tiempo del Nuevo Testamento.
Entre sus muchas
contribuciones a la doctrina de la iglesia, ambos, al igual que el Emperador Romano Constantino años después ( Quien se "convirtió " al cristianismo) , abogaron por una estructura eclesiástica la cual tuviese un
obispo sobre las iglesias locales. Es en ese periodo donde el Imperio Romano inicia su transformación de imperio político militar a Imperio Político/Religioso, como lo es en la actualidad.
En sus cartas es
visible su deseo por preservar la sana doctrina en medio de un ambiente
propicio a los falsos maestros y falsas doctrinas. Sin embargo debemos
recordar que tanto Clemente como Ignacio, no buscaban defender un obispo sobre
la iglesia entera, como lo vemos hoy en día con el papa. Al contrario, lo que
ellos buscaban defender era la Escritura y las verdades escritas en ella por
medio de establecer un obispo sobre ciertas regiones geográficas, dado que
pocas personas tenían acceso a copias de los originales. Ya que no todos
tenían la Escritura, pensaron necesario subordinar a aquellas iglesias sin
copias a hombres preparados los cuales hubiesen tenido interacción con los
apóstoles mismos o con algunos de sus seguidores más cercanos.
Su intención fue
elevar la autoridad de la Escritura, no crear una escritura eclesiástica
modelo con una cabeza humana al frente.
Por lo tanto, creo que si ellos estuviesen
vivos hoy, estrían en contra del papado al igual que nosotros.
En segundo lugar, la
Biblia no enseña que la iglesia debería tener un obispo supremo.
En ningún lugar en la Escritura se presenta a Pedro
como la cabeza de la iglesia.
La única piedra angular que se menciona en la
Biblia es Cristo mismo (Efesios 2:20); y por lo tanto la iglesia está cimentada
en la roca que es Jesús, no Pedro.
Las palabras de
Jesús a Pedro en Juan 21:17 “Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas” no
demuestran que Jesús elevó a Pedro a un estatus de cabeza eterna sobre la
iglesia, más bien Jesús le pidió que enseñase
y fuera líder en la iglesia, pero nunca que enseñase alguna otra cosa
que lo que está escrito en la Biblia.
¿Cómo deberíamos
responder al papado como cristianos?
NUESTRA LEALTAD ES HACIA LA VERDAD DE LA ESCRITURA, NO HACIA un hombre.
Primeramente, debemos recordar
que Jesucristo, no el papa, es la única cabeza de la iglesia. Él prometió
edificar su iglesia siendo él mismo la piedra angular (Efesios 2:20).
El Nuevo Testamento
entero nos demuestra que solamente Jesús es el Señor sobre la
iglesia, y jamás eleva a Pedro a tal estatus.
El papa no es la
cabeza de la iglesia porque Jesús nunca estableció tal oficio, ni
tiene ninguna autoridad sobre las iglesias alrededor del mundo, ya que el
modelo que vemos en el Nuevo Testamento es de iglesias liberadas por ancianos
(1 Timoteo 3; Tito 2), y no por un pontífice o emperador en Roma.
Incluso si se pudiese
trazar una línea de sucesión entre el papa actual y Pedro, la
tal no demandaría que el papa tuviese autoridad sobre el cuerpo
de Cristo.
En el momento en
el que uno de estos sucesores se hubiese desviado de la verdad bíblica,
nosotros no le hubiésemos seguido, pues Cristo es nuestra
cabeza y Rey, no un hombre. Es por eso que como
cristianos no tenemos nada que ver con la iglesia católica romana, la cual
representa un sistema corrupto y anti-bíblico, continuidad de un Imperio humano .
En segundo lugar, debemos tener en mente que el papa no tiene la autoridad para
hablar infaliblemente,
“De ninguna manera;
antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado. “(Romanos 3:4) (todo hombre nacido de mujer se equivoca).
Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado. “(Romanos 3:4) (todo hombre nacido de mujer se equivoca).
Tal doctrina no tiene
fundamento bíblico. La tradición de la infalibilidad papal tiene sus
bases en la tradición católica, la cual ha sido copiada y hecha
autoritaria por decretos divinos de ciertos papas, creando así un círculo
perfecto para defender una tradición sin un fundamento en la Escritura.
Tercero, recordemos que
solamente la Biblia y Cristo tienen autoridad sobre la iglesia. Dos de las
banderas principales de la Reforma fueron Sola Scriptura y Solus
Christus. La primera luchó por la autoridad de la Biblia sobre cualquier
tradición, mientras que la segunda atacaba la creencia herética que
presentaba al papa como el representante de Cristo en la tierra.
Su lucha sigue
resonando hasta el día de hoy. Como creyentes debemos sujetar todo sermón,
libro, documento y tradición bajo la autoridad de la Escritura; guardando lo
que esté de acuerdo a ella y rechazando lo que vaya en su contra.
Por lo tanto, la tradición
católica no tiene lugar en la verdadera iglesia cristiana, pues no tiene
fundamento bíblico y ni siquiera pueden existir juntas, ya que la una repele y
contradice a la otra.
Finalmente,
debemos orar por y evangelizar a los católicos. Creo que la mayoría de
nosotros hemos salido del catolicismo o bien fueron nuestros padres los que
salieron.
Al hablar del
catolicismo debemos ser duros en reconocer la falsedad del sistema, pero tal
dureza doctrinal no debería endurecer nuestros corazones.
Los católicos
necesitan entender el verdadero evangelio, que la salvación no es por obras
sino por fe, y necesitan entender que la autoridad de la Biblia es mayor a la
de cualquier tradición.
Bendiciones
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